Iasnaia Poliana: la escuela y la revista
Además de las escuelas que dependían del Ministerio de Educación Pública, había en Rusia
otras escuelas que debían su existencia a la iniciativa pública privada. Entre ellas, la más
conocida fue la de Iasnaia Poliana, fundada por Tolstoi en su propiedad familiar, cerca de
Tula. Al principio, la intención de Tolstoi de organizar en su dominio una escuela gratuita fue
acogida por los campesinos con desconfianza y recelo. El primer día tan sólo veintidós
jóvenes atravesaron tímidamente el umbral de la escuela de Iasnaia Poliana. Pero
transcurridas cinco o seis semanas, el número de alumnos aumentó a más del triple. La
organización de la enseñanza en esa escuela se diferenciaba notablemente de la de las
escuelas corrientes, sin embargo, el número de alumnos - niños y niñas de 7 a 13 años- siguió
aumentando constantemente.
La enseñanza comenzaba entre las 8 y las 9 de la mañana. Al mediodía se
interrumpían las clases para comer y descansar. Luego, la enseñanza se prolongaba durante
tres o cuatro horas más. Cada maestro dictaba diariamente cinco o seis horas de clase. Según
la edad, el grado de preparación y los progresos de los alumnos, se crearon tres grupos de
niños: el inferior, el medio y el superior. No había lugares fijos para los alumnos; cada uno se
sentaba donde más le agradaba. No se daban deberes para la casa. La forma predominante del
trabajo escolar no eran los ejercicios en el sentido corriente, sino una conversación libre con
los alumnos en el curso de la cual los niños aprendían la lectura, escritura, aritmética, religión
y asimilaban las reglas gramaticales y las nociones de historia, geografía y ciencias naturales
accesibles para su edad. También aprendían a dibujar y a cantar.
La estructura y el contenido de la educación no eran constantes, variaban de acuerdo
con el desarrollo de los niños, con las posibilidades de la escuela y de los maestros y con la
voluntad de los padres. El propio Tolstoi enseñaba al grupo superior matemáticas, física,
historia y algunas otras materias. Muy a menudo, Tolstoi enseñaba los rudimentos de las
ciencias en forma de cuento. Los niños no eran castigados ni por su conducta ni por resultados
poco satisfactorios en sus estudios. La exigencia de que se tratase con respeto la personalidad
de los alumnos presuponía que éstos, sin castigo ni coacción por parte de los adultos, debían
convencerse paulatinamente de la necesidad de someterse al orden del que dependía el éxito
de su aprendizaje.
Los alumnos, decía Tolstoi, son personas a pesar de que son pequeños. Son personas que tienen las mismas
necesidades que nosotros y que piensan como nosotros; a todos ellos les gusta aprender; por eso van a la escuela
y por eso llegarán muy fácilmente a la conclusión de que deben someterse a ciertas condiciones para aprender.12
León Tolstoi y los maestros de su escuela estimularon la independencia de los alumnos,
desarrollaron su capacidad creativa y lograron que los niños asimilaran consciente y
activamente los conocimientos. Esto solía ponerse en práctica en composiciones, a veces de
tema libre, que los niños redactaban con agrado. La escuela de Tolstoi consideró que este
recurso era una de las maneras de desarrollar la personalidad creativa, la capacidad de crear
en el futuro nuevas formas de relaciones sociales dignas de una persona civilizada. Pero lo
que distinguía particularmente a la escuela de Iasnaia Poliana fue era la actitud con respecto a
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los conocimientos, las habilidades y las aptitudes que los niños adquirían fuera de la escuela.
A diferencia de lo que se hacía en las otras escuelas, no se negaba el valor instructivo que
tenían para los alumnos esas experiencias, al contrario, se consideraba que ello era la
condición necesaria del éxito de la actividad escolar. En el mundo circundante hay una
cantidad inagotable de fuentes de información, pero los niños no siempre saben interpretarlas.
Por consiguiente, la tarea de la escuela consiste en elevar las informaciones que recogen los
alumnos en el mundo circundante a la esfera consciente. (Ulteriormente, también se aplicó un
principio semejante en el sistema del pedagogo norteamericano John Dewey).
Las tareas de los profesores en Iasnaia Poliana eran mucho más complejas que las de
las escuelas con horarios fijos, clases, disciplina severa, que utilizan los métodos del estímulo
y el castigo y que imparten un volumen de conocimientos rigurosamente establecidos y
organizados previamente. En Iasnaia Poliana se exigía del maestro un constante esfuerzo
moral e intelectual, así como la aptitud para captar en cualquier momento la situación y las
posibilidades de cada uno de los alumnos. Se exigía del maestro lo que hoy se denomina la
creatividad pedagógica. Pero también los resultados de estas actividades eran diferentes de los
que se lograban en las demás escuelas. Evgueni Markov, uno de los maestros de Iasnaia
Poliana, escribió:
Observábamos los éxitos notables de los alumnos de Tolstoi, entre los cuales había pequeños que venían del
campo o de cuidar rebaños de ovejas y que en pocos meses de estudio ya podían escribir composiciones sin
muchos errores de ortografía.13
La actividad y la influencia pedagógica de Tolstoi no se limitaron al ámbito de la escuela de
Iasnaia Poliana. Gracias a su iniciativa y colaboración espontánea, en el distrito de Krapivna,
provincia de Tula, funcionaron simultáneamente no menos de veinte escuelas populares. Sus
experimentos eran para esa época tan insólitos que atrajeron la atención de la opinión pública
rusa y extranjera, y favorecieron el desarrollo de la educación primaria. A Iasnaia Poliana
llegaban maestros de muchas ciudades de Rusia y de varios países del mundo, interesados por
la aplicación de las ideas humanistas en la práctica escolar. Las frecuentes visitas a las clases
terminaron por perturbar el curso normal del proceso pedagógico, pero Tolstoi, que
comprendía la situación, no rechazó a los visitantes, pues conversando con ellos pudo
verificar sus teorías y compararlas con otros métodos conocidos de educación.
Con esa idea, Tolstoi comenzó a publicar una revista pedagógica especializada,
Iasnaia Poliana, cuya finalidad era describir los nuevos métodos de enseñanza y principios de
administración de la instrucción pública, presentar nuevas formas de organización del proceso
educativo y experiencias de educación extraescolar y de distribución de libros a la población,
así como monografías sobre las escuelas que surgían en forma independiente con objeto de
analizar sus cualidades y defectos. Según Tolstoi, una de las tareas más importantes de la
revista era la investigación de la experiencia de la actividad educacional libre y la
identificación de los elementos esenciales del proceso de enseñanza, conocimientos que
representan un valor permanente tanto para la pedagogía como ciencia, como para la
enseñanza como práctica. Por eso solicitó muchas colaboraciones para la revista, pero estipuló
que los colaboradores debían ser
únicamente docentes que consideraran su ocupación no sólo como un medio de vida o como una obligación, sino
también como un experimento en beneficio de la ciencia de la educación.14
El propio Tolstoi publicó artículos fundamentales tales como "Acerca de la instrucción
pública", "Acerca de los métodos de enseñanza de las primeras letras", "Proyecto de plan
general de organización de las escuelas públicas", "¿Quién enseña a escribir a quién?",
"Progreso y definición de la educación", en los cuales criticó los vicios de la vieja escuela,
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difundió las ideas de la nueva escuela popular y examinó las formas creativas de los niños y
muchas otras cuestiones.
La actividad pedagógica de Tolstoi continuó con éxito y le produjo satisfacciones,
pero despertó las sospechas del poder zarista. Tolstoi fue sometido a juicio, y las ideas de la
revista fueron calificadas de "peligrosas para los principios básicos de la religión y la moral".
El número 12, que apareció en diciembre de 1862, fue el último.
A partir de entonces, Tolstoi comenzó a trabajar en su novela Guerra y paz, pero no
dejó de reflexionar sobre sus experiencias pedagógicas. Llegó a la conclusión de que ellas
aportaban algo nuevo a la pedagogía de su época.
Pienso mucho y constantemente en la educación, me preparo a escribir todo lo que sé sobre la educación y lo que
nadie sabe o aquello con lo que nadie está de acuerdo.15
Tolstoi reabrió la escuela de Iasnaia Poliana a principios de la década de 1870, y nuevamente
ayudó a organizar escuelas en todo su distrito y se esforzó "por rescatar de las aguas a los
pequeños Pushkin, Ostrogradski, Filareto y Lomonosov que abundan en cada escuela".16
Precisamente para ellos, los "pequeños mujiks", pues así llamaba a los hijos de los
campesinos, Tolstoi crea su Abecedario, en el que trabaja con entusiasmo en 1871 y 1872, y
el Nuevo Abecedario, a causa del cual interrumpe, en 1875, la redacción de Ana Karenina.